Lo único que le he hecho en el año han sido las tareas típicas de cultivo (riego, abono, etc.) y un poco de pinzado cuando algunas ramas se disparaban.
Lo primero que haré será presentar al árbol:
Desde el frente: Desde la derecha:
Lo más apropiado en este caso fue defoliar el árbol. Después de tres horas defoliando, pude empezar a ver el árbol mucho mejor, sus ramas, el tronco, etc.
Una vez estudiado al árbol, vemos fundamentalmente:
- La primera rama (sashi-eda), desde un plano frontal, sobra, no va a corde con el movimiento del árbol y entorpece en equilibrio del mismo.
- En cuanto a la segunda rama (uke-eda) hay que simplificar más, salen hasta cinco ramas juntas y se enredan y no hay ningún tipo de orden.
- En cuanto al resto de grupos de ramas, incluido el ápice, tenemos que simplificar. Sin lugar a dudas cada grupo de ramas está compuesto por un amasijo de ramas que dan un aspecto de seto o arbusto y eso es lo que no buscamos, lo que preferimos es equilibar al árbol, marcando cada una de las copas y así dar mayor vigor al árbol y un aspecto más sencillo y bonito.
Empezamos por el primer punto. Con la ayuda de un serrucho, podamos la primera rama principal del árbol:
Podemos observar que ahora el árbol no está tan cargado de ramas en la parte inferior y empezamos a darle movimiento, gracias a que cada vez se vé más la silueta del tronco.
Hecho esto, seguimos despejando las copas de ramas que van sobrando. Aprovecho para decir que los bonsáis no consiste en podar el árbol sin ninguna razón. Con esto quiero insistir en la idea que seleccionamos las ramas que tienen menos vigor debido a que nacen muy juntas, se cruzan, no van a ninguna parte, etc. Y así conseguimos quedarnos con las más vigorosas, y mejor colocadas para que entre luz y aire, obteniendo mejores resultados para árbol.
Llegados a este punto, vamos a ver la diferencia de la distribución de las ramas, antes y después de hacer una poda selectiva. Aprovecho además a la inestimable ayuda de Carlos Lázaro del Centro Bonsái de Colmenar (www.bonsaimania.com) y a su criterio, estética y experiencia.
En el trasplante, útimo paso, vimos que todo aquel ejambre de ramas tenían su prolongación en el cepellón, observando que había muchismos entrenudos de raíces, con grosores de hasta 3 cms. De esta forma lo que tratamos de hacer era acortar la longitud de estas, deshacer el cepellon y dejando la ramficación más fina posible.
En cuanto a la maceta, elegimos una ovalada, blanca y en brillo, con un toque rútico. El principal motivo era jugar con los colores, esto es desde el verde de la hoja, el marrón del tronco y el blanco de la maceta, así logramos acentuar cada una de las partes del árbol.
Ahora, sólo falta alambrarle y pinzar un poco más las copas, pero eso lo dejaremos para otro artículo. De momento esperaremos a que vaya recuperándose de todos los trabajos que le acabamos de hacer.
Conclusiones:
- No debemos tener prisa en realizar cualquier trabajo, antes debemos empezar por el cultivo.
- Debemos darnos tiempo en elegir bien los pasos de los trabajos, programarlos y organizarlos. Y sis es posible, cada cosa a su tiepo para que el árbol recupere.
- La idea que hemos repetido tanto de equilibrio, no sólo es estética si no cultivo y desarrollo del mismo.